Bajo el lema "Que nuestra solidaridad deje huellas", el pasado viernes 30 de setiembre los alumnos de Segundo Polimodal acompañados de un grupo de docentes y padres hicieron realidad un proyecto logrado con mucho esfuerzo, trabajo y persistencia. Agradecemos a todos los que hicieron posible que este grupo de entusiastas alumnos pudieran ser testigos de tan hermosa experiencia y hayan podido dejar sus huellas !!!. Sin lugar a dudas, una vivencia que guardarán por siempre en sus corazones.
A continuación presentamos los testimonios de alumnos y docentes que han vivenciado esta maravillosa experiencia.
El viaje fue una experiencia hermosa donde cada uno puso lo mejor de sí, y creo que los frutos fueron muchos. Tuvimos la gracia de tener una misa todos juntos en la Capillita de Hornaditas para dar gracias por este hermoso encuentro de hermanos y de dos culturas muy diferentes, pero que el amor de un mismo Padre hacían que las diferencias no significaran más que desear compartir con el otro desde el cariño y la cercanía.
DOY GRACIAS A DIOS POR EL TESTIMONIO DE ESTOS ADOLESCENTES QUE ME ENSEÑARON QUE A PESAR DE VIVIR OTRA REALIDAD SON CAPACES DE ENTREGAR TODO LO MEJOR DE SI, POR EL HERMANO QUE LO NECESITA...
¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!
JUDITH
Nuestra experiencia comenzó a lo largo de todo el año 2011 con un gran esfuerzo de parte de todo el curso. En el proceso, se llevaron a cabo diferentes eventos con el fin de recaudar fondos para este viaje inolvidable.
El 30 de septiembre emprendimos nuestro el viaje hacia Jujuy donde conocimos parte de San Salvador de Jujuy y luego seguimos camino rumbo a Humahuaca; allí fue donde nos dirigimos los días 3, 4 y 5 a la escuela “Hornaditas” la cual fue el punto principal de nuestro proyecto del Norte.
Llegamos con la idea de dar; dar todo lo que habíamos recaudado en el año, lo que nos había costado tanto esfuerzo y dedicación conseguir y juntar (alimento, elementos de higiene, juguetes, dinero, ropa, etc.) pero en el transcurso de los días compartidos con los niños nos dimos cuenta que no era así; se trataba más de crear ese vinculo que tanto habíamos imaginado desde principio de año, no era solo de ir a dar si no de recibir también , recibir ese cariño, esa enseñanza que nos dan ellos con diferentes valores, culturas, entre otras cosas, pero lo que más nos enseñaron fue a ver otra realidad, a apreciar lo que tenemos hoy en día y a valorar lo que Dios nos da.
Al llegar los niños lo primero que hicieron fue querer establecer una relación con nosotros, no les importó que hubieran o no donaciones materiales, creemos que a ellos tanto como nosotros nos hacia falta ese cariño que pudimos compartir en esos tres grandiosos días.
Para finalizar luego de todo lo vivido realizamos una reflexión en la cual notamos que era un viaje invaluable ya que lo que habíamos experimentado nos ayudó a notar cómo es en realidad la vida y no solo quedaremos con un buen recuerdo de aquellas hermosas caras agradecidas si no que también pudimos entre nosotros crear una unión más fuerte y un vínculo de por vida.
Luego de una celebración que tuvimos en la capilla del Colegio Padre Claret partimos a Jujuy.
Esa noche cenamos en La Difunta y seguimos viaje; paramos en Tucumán a desayunar y seguimos camino hacia San Salvador de Jujuy. Recorrimos la cuidad y al otro día fuimos a la casa de las Claretianas y nos explicaron cual era la función que cumplían ellas allá. Comenzamos viaje hacia Humahuaca, paramos a almorzar en la posada de Hornillos y seguimos camino. Llegamos a la ciudad de Humahuaca, fuimos a misa y terminamos de organizar los juegos que llevaríamos al día siguiente a la escuelita ubicada en HORNADITAS.
El día lunes fuimos a la escuelita y nos recibieron con mucho cariño. Nos brindaron no solo su cariño sino también su comida y nos mostraron un poco las cercanías del lugar en donde vivían. El día martes nos recibieron mucho más contentos ya que ese día ya éramos gente conocida para ellos, les entregamos todo lo que habíamos juntado y se mostraron muy contentos y agradecidos. El tercer día fue la gran despedida y de agradecimiento nos mostraron un poco de su cultura con un “show” que organizaron profesores y alumnos del colegio.
Pienso que nos dimos cuenta que no todo es lo material sino el amor que le pudimos brindar a los niños. Ellos se mostraron muy agradecidos con todo lo que le llevamos, pero también con el compromiso que estuvimos con ellos.
Julia Paigos
Durante todo el año planeamos eventos para recaudar fondos para el viaje al norte. Estos muchas veces causaron peleas y discusiones en el grupo. Al estar en Humahuaca, en la escuelita, nos dimos cuenta de que todo lo que había pasado en el año y el esfuerzo había valido la pena ya que gracias a esto pudimos realizar el viaje y pudimos compartir tres días con los niños de Hornaditas.
Al estar en las escuela pudimos darnos cuenta de que nuestra realidad no es la única, aprendimos a valorar más las cosas que tenemos ya que nos dimos cuenta que ellos con mucho menos que nosotros lo aprovechan más y son más agradecidos. También nosotros íbamos con el objetivo de dar solamente, pero ellos nos brindaron más en lo afectivo y nos dimos cuenta que a ellos no solo les hacen falta las cosas materiales sino que también cariño, comprensión, compañía, etc.
Creemos que fue una oportunidad y una experiencia única e inolvidable, que a todos nos marcó y nos enseñó algo. Nos ayudó a unirnos como grupo y a tener mejor relación. También pensamos que es un viaje que vale la pena hacerlo, ya que está bueno conocer distintas realidades, ayudar a gente que lo necesita, y fue una oportunidad única porque no todas las personas tienen la posibilidad de hacerlo.
Estamos contentos con el colegio por tener este viaje, ya que nosotros, por voluntad propia no lo hubiéramos hecho.
Supimos aprovecharlo y esperamos que en los años próximos también sea así, y que cada uno pueda contar su experiencia.
Este viaje fue único e inolvidable. La verdad es que la experiencia es única, nos ayudó a unirnos como grupo a mejorar como personas a valorar lo que tenemos y a no darle tanta importancia a lo material, la verdad que tanto esfuerzo valió la pena.
Cuando llegamos a Hornaditas y ver a todos esos nenes con su carita tierna y de alegría por recibirnos y que lo único que querían era jugar o te pedían que los alzaras, eso me hizo pensar que no necesitaban grandes cosas para ser felices, también me asombró que cuando les preguntabas si tenían hermanos ellos te decían que si pero eran como 8 ó más y te empezaban a señalar a todos sus compañeritos del curso y te dabas cuenta de que todos eran amigos y se llevaban muy bien entre ellos.
Por cosas como estas es que vale la pena hacer este viaje, si tuviera la oportunidad de volver a hacerlo lo volvería a hacer aunque tuviera que pasar por todas las discusiones y problemas que tuvimos en el curso por distintas razones. Este viaje te fortalece como persona te hace ver otra realidad muy distinta de la que vivimos a diario.
El día 30 de Septiembre comenzamos una experiencia inolvidable del Viaje al Norte. Gracias a esto aprendimos a ver otra realidad y a valorar las cosas que tenemos y ser agradecidos. Con lo que vivimos crecimos como personas, aprendimos que hay que esforzarse para alegrar a otras personas y no todo es fácil.
Los niños de la escuelita nos recibieron de una manera muy cálida y nos enseñaron su pueblo y sus vivencias, nos contaron leyendas y nos cantaron coplas y melodías propias de Humahuaca. También nosotros les contamos sobre los lugares característicos de Mendoza y sobre las culturas.
Nosotros creemos que este viaje valió la pena a pesar de las peleas, discusiones y el compromiso de cada uno de nosotros en los eventos. Este viaje no tiene precio por las cosas que se viven antes y durante este proceso, son momentos únicos.
Aparte de todas las cosas que compartimos con los niños de la escuelita, también nos unimos como grupo y la relación se fortaleció entre los alumnos y docentes.
En los días que fuimos a la escuelita, todas las noches realizábamos una reflexión acerca de lo vivido en el día con la ayuda de los profesores y contábamos entre compañeros, las vivencias y sentimientos que habían surgido durante el día.
Lo más importante fue que no solo alegramos a los niños en lo material, sino también que les dimos afecto y pasamos momentos inolvidables junto a ellos.
El día 30 de octubre iniciamos un viaje que no podremos olvidar y que nos hizo vivir una nueva realidad que nos cambió la vida.
El día 3 de octubre fuimos a hacer solidaridad, pensamos que iba a ser algo como lo que hacemos acá en nuestro hogar, pero esto fue muy distinto debido a que conocimos a un grupo de chicos magníficos, que nos mostraron un mundo real donde lo material no lo es todo y también nos enseñaron que lo que se recibe hay que tratarlo como si fuera oro a pesar de que en realidad no era mucho.
Una situación que no olvidaremos fue cuando uno de los chicos nos vio llegar y con un fuerte abrazo y un expresivo AMIGO, nos saludó.
En base a las expectativas que tuvimos antes de salir hacia el norte, se cumplieron ampliamente debido a que nosotros llevamos muchísimas ganas y pudimos lograr lo que nos propusimos y también cosas que no teníamos pensado que nos iban a suceder como encariñarnos, llegar acá y pensar en ellos, no poder olvidarse de esas caras que día a día veíamos y nos regalaban una sonrisa que nos hacia seguir adelante para lograr lo esperado y mucho más.
Como ellos recibieron de nosotros nuestro amor, amistad, nuestra cultura y nuestro esfuerzo, nosotros recibimos y aprendimos de ellos muchas cosas como el respeto que se tenían unos con otros, la importancia que tiene algo que para muchos no es nada, su cultura que es maravillosa y que está llena de leyendas y mitos que tendrían que conocer todo el mundo.
Partimos hacia Jujuy el día 30 de Septiembre de 2011, al comienzo algunos no estaban tan entusiasmados con el viaje y habían muchos prejuicios sobre lo que nos encontraríamos al llegar. A pesar de todo eso pusimos lo mejor de nosotros.
Al llegar a nuestro destino, vimos una realidad que no imaginábamos para algunos era mejor de lo que esperaban y para otros mucho peor. Al principio teníamos inquietudes y dudas de cómo nos iban a tratar los niños a nosotros y también de cómo debíamos actuar para llegar a ellos. Sabíamos que quizás eran un poco tímidos y que no debíamos invadirlos. A pesar de todas estas dudas, las diferencias entre ellos y nosotros, llegamos y mágicamente supimos como relacionarnos.
De a poco fuimos conociendo y tomando confianza con ellos, ellos mismos nos buscaban, nos abrazaban, nos hacían jugar, y nos contaban historias sobre su vida que muchas veces eran historias duras, tristes que nos dejaban sorprendidos porque en nuestra forma de vida eso es algo extraño, que por lo general no sucede. Notamos que son niños muy educados y respetuosos, valoran muchísimo lo poco que tienen y lo comparten entre ellos. Por más que lo que reciben y tienen no es mucho o suficiente, ellos saben valorarlo, agradecerlo y cuidarlo.
Recién en el momento en que les entregamos los regalos, los vimos felices y agradeciéndonos con enormes sonrisas y muchos abrazos, nos dimos cuenta lo importante que había sido todo nuestro trabajo durante el año, en ese momento todo nuestro esfuerzo tomó sentido y valió la pena.
El momento de la despedida fue triste, queríamos volver a nuestra casa pero a la vez nos dolía mucho tener que abandonarlos conociendo su realidad.
Esta experiencia no solo los benefició a los chicos de Hornaditas, sino que fue especial y positivo para nosotros como curso. De por sí ya éramos un grupo muy unido, pero en este viaje esa unión se fortaleció, compartimos experiencias inolvidables, tuvimos charlas entre nosotros muy lindas. Esto nos queda a nosotros como una experiencia para recordar no solo como un viaje donde hicimos felices a muchas personas, sino que también fuimos felices entre nosotros y eso nos va a quedar para toda la vida.
Aprendimos que debemos valorar todo lo que tenemos y en especial a nuestras familias, ya que muchos de estos niños eran golpeados y maltratados por sus padres, mientras que nosotros, gracias a Dios, tenemos una vida y una familia, que nos cuida, protege, apoya y quiere ante todo.
El día 30 de septiembre de 2011, partimos desde el Colegio Padre Claret hacia nuestro gran esperado encuentro con los niños de Hornaditas.
Llegamos el sábado 1 de octubre a San Salvador de Jujuy y pasamos la noche en una casa de retiro. Al otro día salimos a Humahuaca y llegamos a la tarde.
El lunes 3 de octubre fuimos a la escuelita Hornaditas y nos encontramos con los niños, nos sorprendió con la alegría que nos recibieron y la buena relación que comenzamos a formar. Compartimos toda la mañana con ellos, haciéndoles juegos y charlas sobre cada uno.
El día martes, hicimos una charla de valores a cada ciclo, a nivel inicial le tocó la solidaridad, a primer ciclo el respeto y a segundo ciclo, la amistad.
A mitad de mañana, les entregamos las cosas que habíamos recaudado para ellos, una bolsa para cada uno que contenía alimentos, elementos de higiene, juguetes y útiles. La cara de felicidad de los niños era inexplicable, recién ahí caímos a lo que habíamos ido a hacer.
El tercer y último día que fuimos, intercambiamos diferentes charlas sobre nuestras culturas. Ellos nos hicieron representaciones sobre sus costumbres, nos cantaron coplas y canciones. Nosotros les contamos leyendas y las representamos en afiches o dibujos que teníamos que hacer.
En la despedida nos emocionamos mucho, formamos un vínculo muy fuerte con los niños y era difícil y triste explicarles que no íbamos a volver hasta el año que viene.
Aprendimos que hay que valorar cada cosa que tenemos cada día, y disfrutarla al máximo. Tratar de ayudar y dar todo lo que tengamos sin esperar nada a cambio. Esa sensación de ayudar, de que estás haciendo feliz a otra persona es muy difícil de explicar pero es muy linda.
Podríamos haber usado la plata del pasaje para comprarles más cosas y enviárselas, pero nos dimos cuenta que habérselas llevado nosotros mismos es otra cosa. Cada vez que esos niños agarren esos juguetes o usen los materiales se van a acordar de nosotros y de todos los momentos que vivimos, y nosotros también nos acordaremos siempre de ellos.
Fue una experiencia que nunca vamos a olvidar.
Rosario Farrando y Agustín Ruggeri
Este año hicimos algunos cambios con respecto a lo realizado en años anteriores, esta vez fuimos 3 días seguidos a una misma escuela para lograr establecer un vínculo ‘’más fuerte’’.
Este vínculo se logró y quizás fue más fuerte de lo que creíamos. El primer día nos costó bastante ya que era la primera vez que nos veíamos pero de a poco fuimos conociéndonos al jugar, etc. El segundo día comenzó a ser diferente al llegar los niños corrieron a recibirnos con mucho cariño y fue muy sorprendente ya que el día anterior éramos completos desconocidos, se los notaba felices de vernos y parecía como si hubieran esperado desde el momento que nos fuimos el primer día para volver a vernos.
Al llegar luego de algunas actividades les entregamos a la escuelita todo lo que habíamos comprado para el establecimiento y cada niño una bolsa que contenía juguetes, comida, elementos de higiene, etc. Entregarles ese regalo fue un experiencia inolvidable porque nos dimos cuenta cuan agradecidos estaban, los veíamos jugar y reír, y eso nos conmovió mucho. Nos dimos cuenta lo importante que era para ellos tan solo un paquete de fideos por ejemplo cuando le pregunté a Joel, un niño de nivel inicial, que era lo que más le había gustado de su bolsita y me respondió “ESTE PAQUETE DE FIDEOS, ESTA NOCHE VOY A COMER FIDEOS”. Todos los niños pensaban en sus familias al recibir las cosas y decían: “ESTO ES PARA MI HERMANO”, eso era algo muy lindo de escuchar porque nos hacía ver que a pesar de todo eran muy unidos.
El tercer día fue el día más triste de todos, fue LA DESPEDIDA. Esa mañana comenzamos a cocinar con los chicos de nivel inicial, se notaba en sus caras que era algo nuevo para ellos, y que estaban felices de descubrir como era. Les enseñamos a ser solidarios y que esto implica dar lo que a uno le cuesta. Esa misma tarde comenzamos a hace ‘un intercambio de culturas’, ellos nos contaban de sus leyendas y nosotros de las nuestras. Al final los niños prepararon coplas, actuaciones y canciones para mostrarnos, lo que más nos llegó fue escucharlos cantar ‘Canten los niños’.
A la hora de despedirnos fue muy triste y feliz a la vez, fue triste por el hecho de separarnos de niños con los que habíamos establecido algo diferente, al despedirme uno de los niños, Federico, me pidió que no lo soltara y que me quedara con el, eso me conmovió demasiado por lo que lo abracé y lloré.
En fin, fue una de las experiencias más lindas que he vivido, me di cuenta que la felicidad está en uno mismo y no en las cosas materiales. Aprendí a agradecer por lo que tengo, y a ver el lado bueno de todas las cosas como hacían estos niños de Hornaditas. Ellos nos enseñaron que “cuando los ojos ven lo que nunca vieron, el corazón siente lo que nunca sintió”.
Julieta Favier y Marcela Videla
La experiencia norte es única e irrepetible para cada persona que lo vive, cada momento compartido nos hace ver que el trabajo realizado durante el año valió la pena y hasta llegamos a pensar… ¿Por qué no trabajamos más?
Antes de partir cada uno tenía distintas expectativas, algunos pensaban en que sería aburrido o que el viaje no valía lo que costaba física y económicamente, pero al llegar vimos otra realidad, por ejemplo un detalle que nos sorprendió fue la pobreza diferente a la que podemos encontrar aquí, ya que debido a las condiciones climáticas y al abandono del gobierno el pueblo no tiene manera de salir adelante, de trabajar y superarse. Si bien carecen de cosas materiales, ellos nos enseñaron que tienen otras cosas como sus tradiciones, quedamos impactados, ya que el respeto hacia la religión y los mayores era admirable.
Al llegar nos encontramos con un grupo de personas desconocidas, empezamos con juegos, para romper el hielo, el tiempo pasó y la confianza creció, ellos empezaron a abrirse y contarnos sus historias cada una única y especial, así el norte comenzó a tener nombres que empezaron a entrar en nuestro corazón, cada momento que compartimos forma parte de una caja de recuerdos inolvidables.
Sin duda el mejor y a la vez triste día fue el último, ya que habíamos logrado formar un vínculo, que pronto se rompería, pero cada sonrisa, cada abrazo, cada historia nos marcó y nos demostró que con un poco de trabajo individual se puede hacer mucho.
El norte era un proyecto abstracto, todo lo que compartimos lo trasformó en algo concreto, que nadie debería perderse, porque si bien nosotros les dimos mucho lo que recibimos fue más, en cada uno de nosotros queda una sonrisa que nos hará pensar que con poco se puede ser feliz y que dando algo de nosotros podemos transformar una realidad, aunque sea de forma temporal.
Lucía Cirona y German Manfredi
El día 30 de octubre los chicos de 2do Polimodal del colegio Padre Claret, emprendieron el viaje tan esperado a Salta y Jujuy. Partieron con muchas ganas y mucho entusiasmo. Su objetivo era permanecer tres días en una escuelita en Hornaditas, y complementarse con un vínculo Mendoza – Jujuy.
Valió la pena el esfuerzo hecho durante todo el año, y nos pareció que había sido poco y que podíamos dar mucho más que eso, porque las sonrisas de los niños no se comparan con nada y lo que es insignificante para nosotros, a ellos les llena el alma.
Los niños nos recibieron con mucha alegría, y eso nos hizo sentir muy cómodos. Si bien la idea era que nosotros les lleváramos cosas a ellos y los llenáramos - no solo de lo material sino de afecto también -, los que más nos dieron fueron ellos; Nos dejaron muchos recuerdos grabados, todos los abrazos, los besos, las sonrisas, los chistes, las historias, son lo más lindo que nos pudieron dar y nunca nos vamos a olvidar de eso. Compartimos sus costumbres cantándonos coplas, canciones, actuando, y conocimos sus vidas.
Constanza Grili
Al emprender el viaje no teníamos una idea muy detallada de lo que íbamos a vivir, por lo que al llegar a la escuela de Hornaditas nos superó la realidad y nos dimos cuenta de todas las carencias materiales y sobre todo afectivas con las que contaban todos los niños del lugar. Ellos no podían ofrecernos nada material o algo muy costoso, pero con sus pequeños gestos de cariño y agradecimiento pudieron superar cualquier objeto del mundo, ya que a más de uno nos dejaron una marca importante con cada abrazo o beso que nos daban, o con cada GRACIAS! que no era de compromiso sino de corazón. Cada momento con ellos fue especial, ya sea de compartir un desayuno o aprender un poco de su cultura; esto nos hizo darnos cuenta de todo lo que tenemos y nos dejó ver lo que en la vida es realmente importante.
Al emprender el viaje no teníamos una idea muy detallada de lo que íbamos a vivir, por lo que al llegar a la escuela de Hornaditas nos superó la realidad y nos dimos cuenta de todas las carencias materiales y sobre todo afectivas con las que contaban todos los niños del lugar. Ellos no podían ofrecernos nada material o algo muy costoso, pero con sus pequeños gestos de cariño y agradecimiento pudieron superar cualquier objeto del mundo, ya que a más de uno nos dejaron una marca importante con cada abrazo o beso que nos daban, o con cada GRACIAS! que no era de compromiso sino de corazón. Cada momento con ellos fue especial, ya sea de compartir un desayuno o aprender un poco de su cultura; esto nos hizo darnos cuenta de todo lo que tenemos y nos dejó ver lo que en la vida es realmente importante.
Sin embargo, la preparación del viaje tuvo sus altibajos, porque en cada evento hubo una pelea previa pero terminamos comprometiéndonos a la hora del mismo. Nadie puede decirte lo que es el viaje si no lo vivió, pero nosotros consideramos que solo en el momento en el que estuvimos ahí, nos dimos cuenta de que todo lo que hicimos valió la pena y que el viaje es invaluable; además de que nos ayudó un montón en el grupo porque nos unió muchísimo y a pesar de ser un curso que en su mayoría viene desde la salita de 5, nos abrimos como nunca en los momentos libres que teníamos.
Sinceramente, este viaje vale la pena y más si lo haces con tu curso, y al llegar te encontrás con esos nenes que te esperan con mucha alegría, dispuestos a divertirse, escucharte y dar lo mejor de ellos en cada actividad que le propongas.
Sinceramente, este viaje vale la pena y más si lo haces con tu curso, y al llegar te encontrás con esos nenes que te esperan con mucha alegría, dispuestos a divertirse, escucharte y dar lo mejor de ellos en cada actividad que le propongas.
La experiencia es única, compartimos muchos momentos inolvidables juntos, nos ayudó a comprendernos más y a unirnos como grupo. También pudimos presenciar otra realidad a la que no estábamos acostumbrados.En el momento de partir, no sabíamos con qué íbamos a encontrarnos allí.
Cuando bajamos del micro en Humahuaca nos encontramos con algo totalmente diferente a lo que pensábamos encontrar.
En la preparación del viaje nos costó un poco ponernos de acuerdo, pero valió la pena el esfuerzo realizado durante el año porque el viaje nos ayudó muchísimo al grupo y a mí personalmente.
El tiempo compartido con los chicos de la escuela de Hornaditas fue muy especial para mí, porque no solo le dimos cosas materiales sino que también les dimos afecto, como ellos a nosotros.
Realmente me gustó hacer este viaje ya que es una experiencia totalmente maravillosa que no se puede explicar si no la han vivido; nos ayudó a comprender la realidad de los demás.
El día 30 de septiembre del 2011 partimos desde Mendoza hacia Humahuaca en un viaje que nos quedará para toda la vida.
Al llegar y esta allí nos dimos cuenta que todo el tiempo, trabajo y esfuerzo invertido durante este año no fue en vano e hicimos felices a muchos niños durante los tres días que fuimos a Hornaditas, ellos nunca se olvidarán de nosotros aunque creo que no son conscientes de todo lo que trabajamos durante el año pero sí valoraron y fueron agradecidos de todo lo que hicimos por ellos allí. Aunque al principio algunos estaban un poco asustados, se fueron soltando y nosotros también.
Nosotros no nos olvidaremos de sus rostros y ellos tampoco se olvidarán de nosotros. Me fui con la sensación de que a pesar de la despedida del tercer día, ellos no entendieron porque al otro día no estuvimos allí de vuelta. La última imagen que nos quedó de ellos fue cuando nuestro micro se alejaba de la escuela y ellos corrieron atrás de nosotros que íbamos arriba del micro, fue triste para nosotros porque no podíamos creer que nos estábamos yendo pero al mismo tiempo estábamos contentos porque nos dimos cuenta del cariño que despertamos en ellos.
Gracias a ellos logramos entender otras culturas y ver la realidad de otra manera, fuimos sin prejuicios a ver con qué nos encontrábamos, creo que les dejamos una muy buena impresión y nosotros nos fuimos muy contentos de haberlos hecho pasar tres grandes días y de haberles dado nuestro amor.
Rita Herrrera
1 comentario:
Felicitaciones Chicos!!! Soy Rosario Arena egresada del 2001 y es muy emocionante ver las fotos y recordar mi viaje al Norte!! Me marco mucho y es my lindo que se siga haciendo.
Cariños!!!!
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