Por Joaquina Hubert, alumna de tercer año
Pocas cosas en la vida son tan gratificantes como la
solidaridad
La verdad que desde el momento que se programó la visita ya nos entusiasmamos
con los preparativos, pensando que tan solo con nuestra presencia cambiaríamos el ánimo y la actitud
de quienes están preparados para recibir la asistencia médica.
En el momento, nos cautiva especialmente la mirada de
los niños, que a cada ofrecimiento dan un “gracias” evidenciando nerviosismo y
complicidad.
Sinceramente, deberíamos repetir estas visitas con más
asiduidad y generar una campaña solidaria para aportar marcos para los
anteojos, que resultan de suma utilidad y hasta pueden encontrarse en cualquier
casa arrumbados en un cajón.
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