Como todos los años, a pocos días de iniciar
el viaje al norte, los alumnos de 3er año dedicaron parte de su jornada para
elaborar las “mochilitas” que llenas de regalos serán entregadas a cada niño de
la escuela de la localidad de Coctaca, Humahuaca, provincia de Jujuy, en el
marco del VIAJE AL NORTE 2018.
Promediando el mediodía de este lunes, los alumnos junto a su docente, iniciaron el tradicional trabajo de armar las mochilas que le entregarán a cada niño en el norte con los elementos que se recolectaron en la semana de la solidaridad, gracias a la colaboración de la comunidad educativa del Colegio que participó activamente. Cada uno con ilusión y entusiasmo tomó una mochila con el nombre de algún niño/a de la escuela de Coctaca y comenzó a llenarla de juguetes, guantes, útiles, entre otros elementos. El entusiasmo, pero sobretodo el cuidado de cada uno para armar con cariño y dedicación cada mochila, fueron los condimentos esenciales de un momento de trabajo colaborativo entre ellos.
¿Quién tiene la mochila de Emily?, Este juguete es para Dylan! Eran algunas de las frases que se escuchaban con un sonido de esperanza...
Finalizado el armado y mirando los nombres impresos en las mochilas, cada joven intentaba imaginarse la carita de ese niño o niña que recibirá su presente, sabiendo que lo más valioso que llevan esas mochilas son el cariño de estos misioneros que durante un año se han estado preparando, y llenando el corazón.
Falta poco, pero mientras más cerca está el viaje, más Esperanza e Ilusión hay en sus ojos…
Promediando el mediodía de este lunes, los alumnos junto a su docente, iniciaron el tradicional trabajo de armar las mochilas que le entregarán a cada niño en el norte con los elementos que se recolectaron en la semana de la solidaridad, gracias a la colaboración de la comunidad educativa del Colegio que participó activamente. Cada uno con ilusión y entusiasmo tomó una mochila con el nombre de algún niño/a de la escuela de Coctaca y comenzó a llenarla de juguetes, guantes, útiles, entre otros elementos. El entusiasmo, pero sobretodo el cuidado de cada uno para armar con cariño y dedicación cada mochila, fueron los condimentos esenciales de un momento de trabajo colaborativo entre ellos.
¿Quién tiene la mochila de Emily?, Este juguete es para Dylan! Eran algunas de las frases que se escuchaban con un sonido de esperanza...
Finalizado el armado y mirando los nombres impresos en las mochilas, cada joven intentaba imaginarse la carita de ese niño o niña que recibirá su presente, sabiendo que lo más valioso que llevan esas mochilas son el cariño de estos misioneros que durante un año se han estado preparando, y llenando el corazón.
Falta poco, pero mientras más cerca está el viaje, más Esperanza e Ilusión hay en sus ojos…
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