El día 18 de setiembre fue un tanto inusual y profundo en la vida de nuestro Colegio de Mendoza. Desde temprano cobijamos en la Capilla la imagen de San Alberto Hurtado, sacerdote jesuita fallecido en 1952 y santificado por el Papa Juan Pablo II poco antes de su paso al cielo.
San Alberto es una figura muy cercana a todos los mendocinos y por su amor a Jesús y su preocupación por salvar las almas, también resulta ser muy semejante a nuestro Santo Fundador. Chileno de nacimiento, sintió desde joven el llamado a la vocación sacerdotal y la siguió en manos de los jesuitas. Ya sacerdote se preocupó mucho por la formación de los jóvenes, dio gran impulso a la obra misionera de la iglesia chilena, trabajó de manera incansable para darle a los más necesitados hogar, material y atención espiritual. Siempre feliz, siempre contento, aunque con muy pocos años se apagó su vida. Su imagen visitó el Colegio y el joven sacerdote jesuita Javier Rojas compartió con nuestros alumnos diálogos, películas y afiches con el fin de desplegar el carisma de San Alberto y hacerlo fruto vivo en los niños y sus familias.
El padre Javier compartió momentos muy intensos y dejó la inquietud de ofrecer una respuesta a los requerimientos de los más necesitados. Su paso por el Claret no terminó el día 18, ha de continuar con las inquietudes que los alumnos mostraron y las respuestas familiares.
A todos nuestros lectores les haremos llegar en breve experiencias escritas, oraciones y cartitas que los niños preparan al descubrir las semejanzas de estos dos grandes misioneros separados en su andar por más de cien años.
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